2013年9月10日星期二

PANCREATITIS EN PERROS Y GATOS: Parte II

Diagnóstico, tratamiento y pronóstico de pancreatitis en perros y gatos.


DIAGNÓSTICO


Actualmente no existen test específicos para diagnosticar la pancreatitis en perros y gatos. El diagnóstico se basa en los signos clínicos, hallazgos clínicopatológicos y exámenes de imágenes. El diagnóstico definitivo se obtiene a través de una biopsia de páncreas, para distinguir así una inflamación de neoplasia.


Signos, historia clínica y examen físico:



  • Perros: la mayoría de los perros afectados son de edad mediana a viejos (mayores de 5 años). Los animales con sobrepeso parecen ser los de mayor riesgo. Los Schnauzer miniatura, Yorkshire, Silky Terriers, Poodle miniatura y razas no deportivos podrían tener  mayor riesgo de presentar pancreatitis. Endocrinopatías como hipotiroidismo, diabetes mellitus (DM) e hiperadrenocorticismo son otro de los factores de riesgo. La historia puede indicar un episodio de indiscreción alimentaria o administración de drogas. Generalmente los perros con PA se presentan con signos clínicos de depresión, anorexia y vómitos (con o sin sangre). También se puede presentar diarrea con o sin sangre. Cuando el cuadro es severo puede estar asociado a shock (taquicardia, aumento del tiempo de llene capilar, membranas mucosas pálidas,  hipotermia) y colapso, mientras que en otros casos menos dramáticos los signos pueden durar varias semanas. En la palpación abdominal se percibe dolor abdominal y algunas veces se puede sentir una masa abdominal craneal y ascitis moderada. La mayoría de los pacientes se presentan con deshidratación y en estado febril  leve a moderado. Algunas complicaciones sistémicas de la pancreatitis que pueden percibirse en un examen físico incluyen ictericia, distres respiratorio, hemorragias y arritmias cardiacas. Al igual que en humanos y en gatos, se han reportado signos neurológicos como desorientación en casos severos (encefalopatía pancreática). El diferencial más común de la PA generalmente está centrado en las patologías que producen vómito y dolor abdominal. En el perro que vomita lo primero es diferenciar si es autolimitante o no, mediante los hallazgos físicos y la base de datos. Cuando el vómito se asocia a una enfermedad sistémica o si es persistente, se deben diferenciar causas metabólicas, polisistémicas, infecciosas, toxicas y neurológicas de causas intraabdominales. Es importante recordar que el dolor abdominal puede venir de cualquier estructura intraabdominal, además, desordenes musculo esqueléticos como discoespondilitis y prolapso de disco pueden ser difícil de distinguir del dolor abdominal. La PA y sus complicaciones (infecciones, seudoquistes o abscesos) también deben ser considerados en el diagnóstico diferencial de ictericia y fiebre.

  • Gatos: se ha visto que la PA afecta a gatos de 4 semanas a 18 años de edad. El hallazgo clínico más común en los gatos es letargia, anorexia y pérdida de peso, también deshidratación e hipotermia. Vómito, diarrea, constipación, ictericia, ascitis, ataxia y disnea pueden aparecer algunas veces. El vómito y el dolor abdominal no son signos que se destaquen. La pancreatitis crónica moderada puede ser subclínica o causar anorexia y pérdida de peso. Al igual que en humanos y en perros, se han reportado signos neurológicos como desorientación en casos de pancreatitis severa (encefalopatía pancreática). A veces, en algunos gatos que presentan tanto pancreatitis como DM podemos ver polidipsia y poliuria. Cuando se presentan vómitos se deben descartar causas infecciosas, parasitarias, metabólicas o intestinales. Si un gato se presenta con ictericia, lo primero que hay que descartar son las causas prehepáticas y luego las hepáticas o poshépaticas.


Hallazgos clínicopatológicos


Hematología



  • Perros: los hallazgos hematológicos son altamente variables, van desde neutropenia moderada y aumentos leves del hematocrito a una marcada leucocitosis con desviación a la izquierda, trombocitopenia, anemia y leucopenia o desviación a la izquierda degenerativa.  Si se detecta trombocitopenia, se deben realizar pruebas de coagulación para determinar si el paciente presenta coagulación intravascular diseminada (CID). Si es posible se puede medir la antitrombina III para el diagnostico temprano de CID.

  • Gatos: los hallazgos más comunes en gatos son anemia moderada no regenerativa y leucocitosis generalmente sin desviación a la izquierda o leucopenia.  La anemia generalmente se manifiesta luego de resolver la deshidratación, antes puede verse hemoconcentración.


Perfil bioquímico


Un perfil bioquímico de rutina puede revelar aumentos moderados de las enzimas hepáticas. Las anormalidades electrolíticas generalmente se ven en casos severos y son el resultado de la deshidratación y el vómito profuso. Podemos encontrar también azotemia como producto de la deshidratación o puede ser un indicador de falla renal aguda secundaria. También puede estar presente una hipoalbuminemia. En casos severos se puede ver hipocalcemia como resultado de la hipoalbuminemia o causada por la formación de sales de calcio y ácidos grasos en áreas de necrosis, estos depósitos por lo general se ven en las necropsias en el área peripancreática.


Urianálisis


El urianálisis generalmente revela una densidad aumentada debido a la deshidratación. Sin embargo, en casos severos, cuando se llega a una falla renal, la gravedad especifica de la orina puede bajar. El urianálisis nos permite caracterizar la azotemia como renal o prerenal. Algunos perros con PA pueden presentar proteinuria transitoria, posiblemente como una consecuencia del daño glomerular mediado por las enzimas pancreáticas. La ausencia de cilindros leucocitarios o bacterias ayudan a descartar la pielonefritis como causa del dolor abdominal. La presencia de glucosuria o cetonuria puede apuntar a la presencia de DM.


Enzimas especificas de páncreas



  • Lipasa y amilasa: clásicamente, se ha utilizado la elevación de la actividad sérica de la lipasa y amilasa como indicadores de inflamación pancreática en perros, pero no son ni muy sensibles ni especificas, ya que tanto la amilasa como la lipasa están presentes en otros órganos y su actividad sérica puede verse aumentada por desordenes no pancreáticos. La amilasa puede verse aumentada en casos de falla renal. En el caso de la lipasa, ésta puede verse aumentada por falla renal, glomeruloesclerosis o glomerulonefritis; desordenes hepáticos como necrosis hepática, degeneración de la grasa hepática, carcinoma hepatocelular, carcinoma de los ductos biliares; linfosarcoma u otras enfermedades como hemangiosarcoma de corazón, adenocarcinoma de intestino delgado o amiloidosis. También la administración de prednisona o dexametasona se ha asociado a aumentos en la lipasa sérica, no así con la amilasa, la cual disminuye luego del uso de estos glucocorticoides. Además, perros con pancreatitis confirmada pueden tener una actividad de amilasa y lipasa normal. Esto puede deberse al agotamiento de las enzimas, trombosis de los vasos pancreáticos, presencia de inhibidores, alteraciones en su  actividad y quizás a un aumento en su clearance. En gatos, se debe aclarar que la medición de la actividad de la amilasa y lipasa no tienen utilidad en el diagnóstico de pancreatitis. La lipasa en el perro es un marcador de pancreatitis más confiable que la amilasa. La medición de estas enzimas son ayudas diagnósticas sólo en perros y  no brindan un diagnóstico definitivo. Elevaciones sobre 3 a 4 veces el valor de referencia de la lipasa y amilasa pueden considerarse sugerentes de pancreatitis.

  • Test de tripsina inmunoreaciva (TLI): este ensayo mide la cantidad de tripsinogeno y tripsina presente en el espacio vascular. En animales con inflamación pancreática puede verse aumentada la liberación de tripsinogeno al espacio vascular, así como también la tripsina activada, donde se une a los inhibidores proteasas plasmáticos. Aumentos significativos de TLI séricos (mayor a 50 µg/l en perros y mayor a 100 µg/l en gato) son altamente específicos de pancreatitis. La limitación de esta prueba es su baja sensibilidad (30 a 60%) probablemente por la corta vida media de las enzimas. Es importante agregar que aun no se declara completamente la utilidad de la TLI en el diagnóstico de la PA en perros. Esta prueba también se ha desarrollado en gatos, gatos con Insuficiencia Pancreática Exocrina (IPE) o pancreatitis tienen valores anormales de TLI. Patologías no pancreáticas como renales y posiblemente corticoides pueden aumentar la TLI circulante tanto en perros como en gatos. Actualmente se dice que la prueba de TLI es útil en la diferenciación de IPE de patologías de intestino delgado, no así en la detección de pancreatitis. Esto no es sorprendente, debido a que la pancreatitis es una enfermedad muy dinámica, que puede influir en la síntesis, secreción, eliminación y actividad de muchas enzimas marcadoras circulantes. La especificidad de tejido del TLI la hace una alternativa más atractiva que el test de amilasa y lipasa en perros, y sería el único útil en gatos.

  • Lipasa Pancreática Inmunoreactiva: este inmunoensayo, recientemente desarrollado y validado, permite, a diferencia de las otras mediciones de lipasa, medir la lipasa producida de forma específica por el páncreas. Se ha visto que su sensibilidad y especificidad es mayor al 80%. La PLI canina (cPLI) incluso sería diagnóstica en perros con falla renal, ya que en estos casos aumenta, pero fuera de los rangos diagnósticos de pancreatitis La administración oral de corticoides tampoco altera su resultado. En gatos también es una prueba más sensible y en un estudio se vio que es diagnóstica por más tiempo que la TLI. Ésta, por lo tanto, es la prueba más específica y sensible para diagnosticar pancreatitis, lamentablemente no es de fácil acceso, ya que sólo se realiza en un hospital veterinario en Texas.


Radiografía


Los signos radiográficos de pancreatitis aguda en perros y gatos incluyen perdida del detalle seroso, aumento de la opacidad en el cuadrante abdominal craneal derecho, desplazamiento del duodeno a ventral y/o a la derecha, aumento del ángulo entre el antro pilórico y duodeno proximal, ileo y dilatación duodenal y desplazamiento caudal del intestino grueso. Ocasionalmente pueden identificarse puntos de calcificación en perros con pancreatitis crónicas, esto indica saponificación de la grasa mesentérica que rodea el páncreas. Sin embargo, muchas veces estos signos están ausentes, además no son específicos. Se pueden realizar radiografías torácicas para detectar fluidos pleurales, edema o neumonía, las que pueden estar asociadas con pancreatitis en gatos y perros.  La radiografía no sirve para descartar ni para diagnosticar una pancreatitis, si no que es de utilidad como una ayuda diagnostica y para descartar otras patologías como cuerpos extraños gastrointestinales u obstrucción intestinal.


Ultrasonografía


El uso de la ecografía en la detección de lesiones pancreáticas es quizás uno de los avances más significativos en el diagnostico de la PA en perros y gatos. La sensibilidad de este método es de 68% en perros. Los signos ecográficos pancreáticos incluyen hipoecogenicidad, aumento de tamaño (mayor a 2 cm en un plano longitudinal o transverso) y visualizaciones de masas pancreáticas. Un aumento de tamaño del páncreas por sí solo no es suficiente para realizar un diagnóstico de pancreatitis, ya que esto se ha observado también en casos de edema pancreático. Otros signos ecográficos son lesiones cavitarias (abscesos o seudoquistes pancreáticos), hiperecogenicidad de la grasa peripancreática y del mesenterio, dilatación del ducto pancreático, dilatación, hipomotilidad y apariencia corrugada del duodeno, dilatación de la vesícula biliar y fluido peritoneal o peripancreático. La hiperecogenicidad peripancreática es el signo ecográfico más especifico en perros y gatos. Hay que tener siempre en cuenta que una ecografía normal no descarta la presencia de pancreatitis, sobre todo en gatos. También hay que considerar los diagnósticos diferenciales como neoplasia pancreática, edema pancreático (asociado con hipoproteinemia o hipertensión portal) y aumento de estructuras peripancreáticas, que pueden dar una apariencia ecográfica similar a la pancreatitis. La aspiración con aguja fina de lesiones cavitarias puede ser de utilidad para distinguir abscesos de seudoquistes. Un dato que puede ser de importancia es la presencia de dolor localizado en el abdomen craneal derecho durante el examen. En una pancreatitis crónica se puede ver una disminución en el tamaño pancreático, ecogenicidad mixta del parénquima pancreático, ecotextura nodular, mineralización y un ensanchamiento irregular de los ductos pancreáticos. La precisión de la ecografía en definir pancreatitis crónica es desconocida.



Paracentesis abdominal


El examen del fluido peritoneal nos permite detectar causas de dolor abdominal agudo como podría ser una pancreatitis, perforación gastrointestinal o ruptura del ducto biliar. La acumulación del fluido en el abdomen o en la cavidad pleural se ha visto varias veces en gatos con pancreatitis aguda.


Biopsia pancreática


Tradicionalmente, la biopsia pancreática ha sido la herramienta diagnostica definitiva para la pancreatitis. Las biopsias pueden tomarse durante una exploración abdominal o laparoscopia. El histopatológico de páncreas diferenciar una pancreatitis aguda no supurativa de una crónica limfoplasmocitica, necrosis pancreática, infecciones, seudoquistes, abscesos, neoplasias u pancreatitis secundarias a otros procesos inflamatorios como enfermedad inflamatoria intestinal u obstrucción del ducto biliar.


Luego de realizar el diagnóstico de pancreatitis hay que determinar la severidad de la enfermedad para poder estimar un pronóstico y definir la terapia a seguir.Estatificar la pancreatitis puede ser de utilidad en la decisión de cuan agresivo debe ser el tratamiento y dar un pronóstico a los propietario, para esto se pueden usar criterios clínicos y clinicopatologicos. La presencia de shock o anormalidades como oliguria, azotemia, ictericia, niveles altos de transaminasas, hipocalcemia, hipoglucemia, hipoproteinemia, acidosis, leucocitosis, anemia, trombocitopenia y CID deben ser considerados como indicadores de pancreatitis severa en perros y gatos. La medición de los mediadores de la inflamación como el FNT, la proteína C reactiva y la IL6, pueden también brindar información de la severidad. Los indicadores que pueden ser potencialmente útiles en el pronóstico de la pancreatitis incluyen el test de péptido activador de tripsinogeno (PAT), complejo inhibidor de tripsina y fosfolipasa A2.  El PAT ha demostrado ser preciso en la predicción de severidad de pancreatitis en humanos. Este péptido se libera cuando el tripsinogeno es convertido a su forma activa y se acumula en el plasma y orina de los perros y gatos con PA experimental. La fosfolipasa A2 se eleva en perros con pancreatitis severa, pero se necesita su validación para su aplicación clínica.


TRATAMIENTO


El tratamiento médico está basado en mantener o restaurar la adecuada perfusión tisular, limitar la traslocación bacteriana e inhibir los mediadores de la inflamación y las enzimas pancreáticas. El tratamiento quirúrgico consiste principalmente en restaurar el flujo biliar, remover el tejido pancreático necrótico o reparar secuelas como seudoquistes.


Manejo inicial


El manejo inicial de la PA se hace luego del diagnostico. Cuando se tiene deshidratación e hipovolemia se debe instaurar fluidoterapia endovenosa como Ringer Lactato o NaCl 0.9%. Si es necesario se debe suplementar con glucosa y potasio. El tipo de fluidos a administrar depende de la medición de electrolitos y pH, para así restaurar los niveles de electrolitos y balance acido-base adecuados. Perros que se presentan con historia de vómitos y deshidratación moderada se les administra generalmente cristaloides como Ringer, supliendo las pérdidas en 24 hrs. Perros con signos de shock, requieren un soporte más agresivo. El déficit de volumen se puede remplazar con cristaloides en una dosis inicial de 60 a 90 ml/kg/hrs, luego se regula para mantener la perfusión tisular y la hidratación. Siempre se debe ir evaluando si la velocidad de administración es la adecuada. En el caso de hipoproteinemia o shock se puede indicar la administración de plasma (20 ml/kg intravenoso) o coloides (Hetastarch, 10 a20 ml/kg/día intravenosa). Coloides como Dextran 70 y Hetastarch pueden tener efectos antitrombóticos, los que ayudarían a mantener la microcirculación. La administración de heparina (70 a 140UI/kg tres veces al día) puede ser útil en la mejora del CID, promoviendotambién la adecuada microcirculación del páncreas. Una combinación de salino hipertónico y Dextran 70 muestra ser efectivo en la mantención de la función cardiaca sin una administración masiva de fluidos, evitando así la hipertensión pulmonar y edema que pueden surgir de una fluidoterapia con Ringer Lactato solo. Se pueden realizar transfusiones con plasma o sangre entera para reponer las α-macroglobulinas y la concentración de albuminas plasmáticas en pacientes con enfermedad severa. La albumina es probablemente benéfica en casos de pancreatitis debido a sus propiedades oncoticas, que no solo ayudan a mantener el volumen sanguíneo y prevenir la isquemia pancreática, sino que también limita la formación de edema pancreático. Las anormalidades en la coagulación se deben identificar y tratar con vitamina K parenteral.


Se pueden administrar corticoides sólo en animales con shok asociado a pancreatitis fulminante,estos deben ser administrados por un corto periodo de tiempo y junto con fluidos. Periodos largos de administración pueden perjudicar la remoción del complejo proteasa/α-macroglobulina desde el plasma por el sistema monocito/macrófago, teniendo efectos sistémicos.


En gatos se debe diferenciar la hiperglucemia por stress de la DM, se debe administrar insulina en pacientes diabéticos.


Cuando el vómito es el problema, se debe restringir la ingesta oral y dar antieméticos  (metoclopramida o clorpromazina) y se debe disminuir la acidez gástrica con antagonistas H2 (famotidina a 0.5 mg/kg intravenosa 2 veces al día). En pacientes con vómito persistente existe un riesgo de presentar esofagitis, por lo tanto la administración de antagonistas H2 es importante para el manejo tanto de la erosión gástrica como esofageal.  La clorpromazina es una excelente droga antiemética que además provee sedación. El Ondansetron  es un potente antiemético que puede ser útil en el control del vómito severo y frecuente en perros y gatos cuando se considera que la clorpromazina o metoclopramida no son suficientemente efectivas. La dosis del Ondansetron es de 0.1 mg/kg endovenosos lento 2 a 3 veces al día. A diferencia de lo visto en humanos, en perros y gatos con pancreatitis rara vez tienen complicaciones infecciosas y la terapia con antibióticos parece tener pocos beneficios. Sin embargo, para casos en que haya evidencia de pancreatitis infecciosa se puede administrar sulfa más trimetropin y enrofloxacino, ya que tienen buena penetración en el páncreas. Dependiendo de la severidad en pacientes con shock, fiebre, DM o con evidencia de ruptura de la barrera gastrointestinal, se puede administrar de forma profiláctica antibióticos de amplio espectro como amoxicilina con o sin enrofloxacino.


En los pacientes con pancreatitis es muy importante la analgesia, incluso si el dolor no es evidente. La analgesia se puede proveer administrando opiodes inyectables como buprenorfina (0.0046 a 0.009 mg/kg subcutáneo cada 6 a 12 horas), oximorfina (0.046 a 0.1 mg/kg en gatos, 0.1 a 0.2 mg/kg en perros intramuscular o subcutánea cada 1 a 3 horas) o morfina (0.1 a 0.4 mg/kg en gatos subcutáneo o intramuscular, 0.4 a 1 mg/kg en perros subcutáneo o intramuscular cada 6 horas). Puede ser necesario administrar una baja dosis de sedación con acepromazina (0.01 mg/kg intramuscular) a pacientes con reacciones adversas a los opioides. Se debe tener claro que la buprenorfina es un agonista parcial y puede antagonizar la administración de muchos analgésicos potentes. Se puede utilizar también parches de fentanilo para proveer analgesia de larga duración en perros (2 a 14 kg, 25 μg/hr parche; 15-30 kg lb, 50 μg/hr parche; 30 a 55 kg, 75 μg/hr; cada 72 horas) y gatos (25 μg/hr parche cada 118 horas). El fentanilo se demora entre 6 a 48 hrs en tener efecto, por lo tanto se debe aplicar otro analgésico en este periodo (morfina y oximorfina). En gatos los niveles efectivos de fentanilo se alcanzan entre 6 a 12 horas y en algunos individuos entre 3 a 4 horas. Se debe monitorizar la evolución del dolor, hay pacientes que requieren analgesia más agresiva que otros. Los analgésicos no esteroidales no se usan en pacientes con PA, debido  a la posibilidad de ulceras GI, falla renal y potencial hepatotoxicidad. Es necesario enfatizar que cada paciente debe ser tratado de forma individual, ajustando los protocolos a sus necesidades. Es muy importante realizar un cuidadoso monitoreo de signos de dolor en estos pacientes, ya que algunos requieren analgesia más agresiva que otros.


Manejo dietético


Es difícil hacer recomendaciones precisas de manejo dietético ya que no existen estudios controlados sobre esto. En estudios recientes se ha visto que los pacientes con pancreatitis toleran bien tanto la nutrición enteral como la parenteral, también existe evidencia de que la alimentación enteral es mejor que la parenteral. La ingesta oral probablemente debería restringirse slóo en los pacientes que presentan vomito que no cesa, y ésta restricción debe ser tan corta como sea posible.



  • Perros: en perros con sospecha de PA se debe suspender la ingesta oral por 48 horas y luego ir gradualmente reintroduciendo según tolerancia. El motivo del ayuno, aun sin vomito, es el dar descanso al páncreas disminuyendo su estimulación. Debido a que las grasas y los aminoácidos son estimuladores potentes de la secreción pancreática, se deben evitar dando una dieta alta en carbohidratos y luego ir aumentando las grasas y las proteínas durante la recuperación (la primera y segunda semana). Continuar con la restricción de grasas usualmente se recomienda para perros en los cuales (según su historia clínica) la pancreatitis estuvo asociada a dietas altas en grasas, hiperlipidemia y sobrenutrición. El contenido proteico de la dieta también es importante debido a que una dieta suplementada con etionia y deficiente en colina o una dieta con proteína restringida y alta en grasa pueden desarrollar pancreatitis. Otra posibilidad de no estimular el páncreas es administrar nutrición parenteral o vía yeyunostomia, pero estas opciones por lo general se reservan a perros con vómito persistente o pancreatitis severas. Recientes estudios en humanos indican que la PA se exacerbaría con la administración temparana de nutrición parenteral total (antes de 5 días) y la nutrición enteral administrada por un tubo nasoyeyunal podría atenuar la respuesta inflamatoria sistémica y posiblemente disminuir las complicaciones. La alimentación yeyunal debe ser liquida y se pueden usar las dietas de fórmula para trastornos gastrointestinales. Es importante no dar comida de gato a los perros, ya que éstas presentan un mayor contenido en grasa.

  • Gatos: en contraste con los perros, en los cuales predomina el vómito y el dolor abdominal, la pancreatitis en los gatos, se asocia mas a anorexia y pérdida de peso. El ayuno prolongado (más de tres días) para evitar la estimulación pancreática puede solo contribuir a la malnutrición. Los clínicos tienen el dilema de proveer nutrición para revertir la malnutrición y la lipidosis hepática o ayuno para no estimular el páncreas. La aplicación de un tubo por gastrostomía o esofagostomia puede evitar la anorexia cuando no hay vómito. Ahora se sugiere que debe darse una dieta que limite la estimulación pancreática y provea los nutrientes adecuados. Sin embargo, esto puede ser difícil de lograr debido a que los gatos están adaptados fisiológicamente a dietas con altos contenidos de grasa y proteína, y la mayoría de los alimentos balanceados para gatos contienen entre 30% y 60% de grasa en base energética. Simpson (2003) relata que ha tenido éxito con dietas comerciales de mantención o intestinales administradas por un tubo vía gastrostomía. Los gatos toleran bien la alimentación nasogastrica, sin tanta exacerbación de los signos clínicos. En lo posible se deben evitar las dietas de fórmula para alteraciones renales por su alto contenido en  grasas. En individuos que no toleren la dieta nasogastrica se puede dar parenteral o vía yeyunostomia.


Intervención quirúrgica


La cirugía se puede indicar para remover tejido desvitalizado en pacientes con necrosis pancreática y para investigar y reparar una obstrucción biliar persistente. Otra indicación es remover o drenar abscesos. La resección y drenaje de seudoquistes no siempre es necesaria, ya que estos pueden resolverse espontáneamente o con un drenaje percutáneo. La pancreatitis que es recurrente o que no responde al tratamiento puede requerir también cirugía para confirmar un diagnostico y excluir cáncer pancreático. Muchas veces es necesaria la cirugía para confirmar pancreatitis en gatos. La mayor aplicación de la ecografía y la medición del TLI reducen la dependencia de la cirugía en gatos, donde se puede apreciar anormalidades en estos parámetros.


Monitoreo del paciente


El paciente con pancreatitis debe ser monitorizado cuidadosamente para poder identificar de forma temprana shock u otra anormalidad sistémica. El monitoreo mínimo para pacientes estables es evaluación de los signos vitales y balance de fluidos y electrolitos. En aquellos con anormalidades sistémicas, el monitoreo debe ser más agresivo incluyendo signos vitales, peso, hematocrito, concentración de proteína total, balance de fluidos, presión sanguínea (venosa central y arterial), niveles electrolíticos y de glucosa, estatus acido-base, plaquetas y estado de coagulación. También se debe monitorear los niveles de urea y creatinina para evaluar un posible compromiso renal. El monitoreo de amilasa, lipasa o TLI de forma intermitente puede ayudar a ver la resolución o progresión de la pancreatitis. Como monitoreo también es posible realizar ecografías abdominales para poder detectar consecuencias de una PA como abscesos, seudoquistes u obstrucciones biliares.


PRONOSTICO


La pancreatitis es impredecible y varía mucho en cuanto a su severidad, por eso es muy difícil dar un pronóstico incluso cuando se ha establecido un diagnostico definitivo. En perros el pronóstico de la PA moderada es bueno. La pancreatitis severa o recurrente está asociada a un pronóstico más reservado. En gato, el pronóstico de la PA siempre es reservado. Cuando se presenta con lipidosis hepática o hepatitis supurativa extensa el pronóstico es pobre.


BIBLIOGRAFÍA


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Autor: M. Emparanza, Médico Veterinario



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